Cuando decimos que nuestra hija o hijo “ya sabe leer”, a ¿qué nos referimos? En función de su edad, estaremos hablando de que sabe pronunciar palabras escritas; de que no solo las identifica sino que conoce su significado. Pocas veces afirmamos que nuestra hija adolescente comprende el texto completo en el que cada palabra está incluida o de que nuestro joven es capaz de extraer, resumir, el significado del texto completo. Y esto, también es leer.
En definitiva, la lectura es un acto complejo que incluye tanto la identificación de cada letra, palabra, signo… como la comprensión de su significado. Una actividad que, con entrenamiento, podemos mejorar siendo más eficientes. Es decir, consiguiendo nuestro objetivo (leer un texto) en el menor tiempo posible.
Para conocer realmente cómo es la lectura de una persona se utilizan diferentes elementos:
La velocidad lectora consiste en identificar cuántas palabras somos capaces de leer en un minuto.
Para conocer cuál es la velocidad lectora de tu hijo o hija, puedes aprovechar ese tiempo reservado para leer todos los días que aconsejábamos en un artículo anterior ¿Cómo conseguir que los niños lean? y hacer lo siguiente:
Una velocidad de lectura “normal” (media) en alumnado de segundo de primaria está en 73 ppm, en sexto debería haberse duplicado (la media es de 143). Una persona adulta ronda las 250-300 ppm.
Existen varias técnicas que nos permitirán aumentar la velocidad lectora relacionadas con:
En este artículo nos centraremos en las técnicas relacionadas con el “salto de ojo”. Es decir, con el número de fijaciones que hacen nuestros ojos cuando leemos. Debemos tener en cuenta que los ojos no se mueven de forma continuada durante la lectura, sino que realizan saltos en cada línea. Estos “saltos” se llaman fijaciones y consumen el 10% del tiempo que dedicamos a la lectura.
Para “leer más rápido” podemos entrenar y reducir el número de fijaciones en cada línea. Lo habitual es que se hagan 6 saltos y podemos reducirlo hasta 3 de tal modo que ganemos velocidad al ampliar nuestro campo visual.
Una de las posibilidades es utilizar una tarjeta de fijaciones como la que se muestra en la siguiente imagen.
Podéis hacerla en una cartulina, recortando un cuadrado de 15 x 15 cm. En cada uno de los lados del cuadrado realizad 6, 5, 4 y 3 marcas colocadas a la misma distancia.
Lo primero que debemos hacer es observar cuántos saltos de ojo hace cada menor o joven al leer una línea. Después, colocaremos la cartulina sobre el texto que vayamos a leer, generalmente por el lado con 6 marcas. En la lectura, fijaremos la vista en las diferentes marcas y leeremos lo que hay sobre el espacio entre ellas provocando que la amplitud visual sea el espacio entre marcas (se muestra en la siguiente imagen).
Poco a poco iremos cambiando de lado y reduciendo el número de fijaciones, a medida que sean capaces de realizar los saltos que marca la cartulina.
Es importante que esta actividad la hagáis conjuntamente especialmente en primaria. Una forma “diferente” de jugar en familia al tiempo que mejoramos nuestra competencia lectora.
Yolanda Lorenzo @Yoloren
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