Tan importante como fomentar la lectura es trabajar las matemáticas con nuestros hijos e hijas para facilitar que las incorporen de forma “natural” a sus vidas. Aunque parezca un consejo de difícil aplicación, ¡nada más lejos de la realidad! Nuestro mundo es matemático, realizamos constantemente cálculos sin ser conscientes: aplicamos descuentos a una oferta, sumamos (mentalmente) el importe de la cesta de la compra, medimos distancias, giramos en diferentes ángulos…. Impulsar estas rutinas en familia es una estrategia básica para eliminar el “miedo a las matemáticas”.
Os proponemos, en este artículo, algunas claves para apoyarles en las diferentes etapas educativas.
En educación infantil
Momento en que “plantamos la semilla de las matemáticas” para que crezca. El mejor método es utilizar el juego, las canciones y la lectura. ¿Cómo?
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Conocer los números, aproximarse al cálculo y a las series… son las bases sobre las que se asentará el resto del conocimiento. Contar objetos cotidianos (muñecos, platos…) e introducir los números en las conversaciones son dos buenas opciones posibilidades. Si frases como “Tienes tres galletas”, “Sube cinco escalones”, “Da media vuelta, 180o”… tienen que formar parte de nuestras conversaciones. ¡Ah! Y no os preocupéis si cuentan con los dedos, son su mejor instrumento.
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Incorporar los nombres de formas a su vocabulario es, igualmente, necesario para la geometría. Un globo es redondo; las ventanas, cuadradas o rectangulares, las piezas de construcción, cubos o cilindros… Fomentar que juegue con bloques, que dibuje formas y números, que clasifique objetos según su forma… Las actividades que se pueden realizar son muchas, solo necesitaremos utilizar los objetos que nos rodean.
En primaria
Las matemáticas ocupan ahora un lugar destacado en el colegio y el cambio se nota: van dejando de ser un juego para convertirse en una obligación, algo “tedioso” para el alumnado. De nuestra actividad (familias y profesorado) dependerá cómo las consideren: con naturalidad –como parte de su vida– o como “una asignatura odiosa y difícil” lejos de su realidad. Podemos evitarlo si:
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Hablamos de las matemáticas siempre de forma positiva.
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Nos aseguramos de saber qué está estudiando en cada momento para adecuar las actividades que les proponemos y ayudarles en las tareas escolares.
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Insistir en leer detenidamente los enunciados de los problemas, subrayar la información principal (datos, resultado esperado…) son estrategias para que sepan qué deben conseguir.
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Animarles a jugar para aprender y plantearles operaciones cada vez más complejas, adaptadas a su edad. Algunas posibilidades son:
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Al principio, realizar sumas y restas sencillas con objetos: dibujar cinco estrellas y encerrar tres en un círculo, calcular cuántas golosinas le quedarán si nos dan dos…
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Más tarde incorporaremos multiplicaciones, divisiones, fracciones y números racionales: cuántos los libros y dividirlos en bloques, repartir la docena de croquetas entre cuatro o cinco comensales.
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Una buena práctica es hacer el plano de casa. Implica medir las habitaciones, la anchura de las puertas y ventanas y utilizar escalas… Dibujarlo en un folio y en una cartulina les obligará a usar diferentes escalas. Un ejercicio divertido y práctico, que además ayuda a convertir las matemáticas, de por sí abstractas, en algo concreto, cercano y, por tanto, más fácil de aprender.
En secundaria
Llegamos a la fase más complicada. Aunque en esta etapa son más independientes, seguramente necesitarán nuestra ayuda con las matemáticas, cada vez más complicadas. Incluso nos puede resultar un difícil prestarles ese apoyo, pero tenemos opciones:
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Primero, les ayudaremos a identificar las claves del problema a resolver, algo imprescindible. Preguntas como “¿qué datos tienes?”, “¿qué respuesta debes encontrar?”, “¿cómo se calcula esa operación?”... pueden guiar su actividad.
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Organizar la información es imprescindible. La utilización de listas, gráficos, esquemas… y aplicar los conocimientos que ya se tienen.
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Comprobar la corrección y validez de la respuesta o, al menos, que tenga lógica, es otra muestra de apoyo.
Por último, no nos olvidemos de las tecnologías y del uso cotidiano que nuestras hijas e hijos hacen de ellas. En la Red podemos encontrar recursos muy interesantes que nos ayudarán a practicar, entrenar… Un ejemplo es la página 25 herramientas para enseñar matemáticas con las TIC con algunas aplicaciones muy interesantes.
Yolanda Lorenzo @Yoloren