En los países de la OCDE se aplican dos pruebas diferentes para medir el nivel de comprensión lectora del alumnado:
PIRLS: Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora. Se aplica en 4ª de primaria cada 5 años.
El último informe disponible es de 2016.
PISA. Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos.
Analiza tres temáticas: ciencias, matemáticas y comprensión lectora. Se dirige al alumnado de 15 años.
Si nos centramos en la primera prueba, PIRLS, antes tenemos que saber qué se entiende por “comprensión lectora”. A grandes rasgos, es la capacidad de comprender, interpretar y analizar lo que se lee construyendo nuevos conocimientos. ¿Parece fácil, verdad?
Pues no lo es tanto; a muchas personas les cuesta entender lo que están leyendo, ya sea porque no están acostumbradas a hacerlo o porque su nivel formativo sea muy bajo.
Pero a lectura es mucho más que una actividad necesaria para aprender: es uno de los grandes placeres de la vida. Leyendo se viaja, se ama, se sufre, se ríe… ¿vas a privar a tus hijos e hijas de esta enriquecedora experiencia que le acompañará durante toda su existencia?
El hábito de la lectura debe comenzar a fomentarse desde el principio. No nos equivoquemos, no consiste en llenar la casa de libros, sino en participar activamente en la vida lectora de las y los pequeños. ¿Cómo podemos plantear este reto?
Al inicio, un libro debe ser un juguete más, una herramienta que invita a tocar, a descubrir texturas, a fijar la atención en una forma, un color, una imagen determinada. Los simpáticos libros de tela, que suelen incluir diferentes materiales, o los de plástico que pueden acompañar el baño, son muy buenos para comenzar.
A la mayor parte de las personas nos gusta escuchar historias. Acostúmbrate a leerle y si te pide el mismo libro una y otra vez ten paciencia, es normal. Si encuentras esa historia que le encanta, intenta localizar otras que estén relacionadas.
Ayúdale a utilizar el libro. A pasar las páginas, a tocarlas (y estrujarlas), a levantar una pestaña para descubrir lo que hay detrás. Poco a poco comenzará a conectar lo que ve (un perro, una gallina, un árbol) con la realidad. Ese momento en el que es capaz de relacionar, por ejemplo, el dibujo de una vaca con un animal real le genera una emoción que le empujará a “aprender más”.
En relación con la emoción de leer, no hace mucho un profesor de primaria me contó la alegría que sienten algunos de sus alumnos cuando son capaces de leer su nombre, o de identificar la palabra “mamá” en la pizarra. Ese placer que experimentan al identificar que un grupo de letras significan algo concreto, y conocido, es un potente motor que les impulsará a seguir descubriendo.
¿Todo está en los libros? Sí… y no. Cualquier situación es buena para leer. Por ejemplo, en el camino diario al colegio os encontraréis con carteles informativos, con publicidad… ¡las letras están en todas partes! Te proponemos un juego. Una vez que sea capaz de identificar las letras de su nombre, o del tuyo, rétale a que las encuentre, por ejemplo, en un folleto.
¿Es posible que creas que está tardando en aprender a leer? Habitualmente, comienzan a hacerlo alrededor de los cinco o seis años. En esa primera fase lectora en algunos casos experimentan una especie de “rechazo” hacia la lectura. Suele deberse a que les supone un esfuerzo adicional e incluso frustración cuando no logran descifrar las palabras. No te preocupes, préstale tu apoyo y anímale.
Cuando ya comience a leer es el momento de trabajar la comprensión. Hazle preguntas sencillas e incluso invítale a construir una historia paralela. Si compruebas que hay cosas que no entiende, explícaselas con ejemplos cercanos y sencillos.
Las y los pequeños de la casa imitan a los mayores. Incorpora la lectura en familia a la rutina diaria, reservando un tiempo sin pantallas ni distracciones. Si te ve disfrutando de un buen libro es muy probable que te imite.
Aunque tengas libros en casa, es conveniente visitar la biblioteca. Habitualmente disponen de un espacio reservado para las y los más pequeños y un amplio catálogo adaptado a todas las edades. Además, se relacionarán con otros jóvenes lectores con los que compartir sus experiencias.
La lectura en voz alta es más lenta que la que se hace en silencio. Por esa razón, es más fácil comprender lo que se lee. Paradójicamente, es probable que al principio ni siquiera entienda lo que está diciendo, porque se centrará en descrifrar el “código” y no en comprenderlo, pero poco a poco irá haciéndolo. Escúchale con atención, hazle preguntas y no dejes de darle ánimos.
Un apunte sobre los resultados del estudio PIRLS
Los resultados PIRLS del alumnado español en la última edición, 2016 (según el Instituto Nacional de Evaluación Educativa) han sido los siguientes:
• Conjunto de países OCDE, una media de 540 puntos.
• Total UE: 539 puntos.
• España: 528 puntos.
Ninguno de los tres indicadores es muy bueno, pero además, España está por debajo de la media. Y esta situación empeora con el paso de los años, como lo refleja el estudio PISA (aunque los resultados del mismo no se hayan publicado para nuestro país en la última edición por haberse detectado una serie de deficiencias.
Mónica Suárez @monicasua
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