Saludamos cuando entramos en un autobús, damos los buenos días, pedimos permiso y por favor, esperamos nuestro turno en la panadería… y enseñamos a nuestras hijas e hijos a hacerlo, ¿verdad? Son normas de comportamiento, de educación, que nos ayudan a relacionarnos con la sociedad en la que vivimos, demostrando respeto.
En este artículo abordamos cómo trasladar esas “reglas de etiqueta” a Internet (a redes sociales, correos electrónicos, mensajes de WhatsApp, publicaciones en Facebook o Instagram, tweets…). Se trata de la Netiqueta.
Si educamos en el respeto al resto de personas, en la educación en valores de respeto, solidaridad, no agresión, paz… deberíamos hacerlo también en Internet. Para ayudaros en esta tarea os proporcionamos algunas claves.
Debemos recordar a menores, adolescentes y jóvenes que al otro lado de la pantalla hay una persona y se merece el mismo respeto que si estuvieran cara a cara. Es decir, transmitirles que el supuesto “anonimato” que nos proporciona Internet no debe usarse para hacer aquello que no haríamos de forma presencial.
Podemos invitarles a que hagan estas reflexiones antes de enviar un mensaje, subir una fotografía o vídeo…:
Seguro que la respuesta les dará la clave para saber qué hacer. Solo consiste en tratar a otras personas como nos gusta que nos traten.
Tanto la rapidez de los mensajes de WhatsApp, especialmente en los grupos, como no encontrar las tildes o que el autocorrector del teclado nos haya jugado una mala pasada, son algunas de las excusas más habituales para escribir mensajes incorrectos, olvidarnos de las comas o, simplemente, omitir las vocales o usar signos matemáticos: ‘K’ o ‘Q’ en lugar de ‘que’, o ‘xq” en lugar de ‘por qué’ o ‘porque’.
Hay dos motivos para escribir los mensajes en el “ciberespacio” con la misma corrección que en el cuaderno. El primero tiene que ver con que corren el riesgo de trasladar estas “malas costumbres” a los escritos formales como las tareas escolares, los exámenes o, posteriormente, los documentos de trabajo. El segundo y, más importante, es la alta probabilidad de una mala interpretación. Es decir, de que el mensaje deje de cumplir la función de comunicación que posee y genere equívocos entre quien lo emite y quien lo recibe. Comprobémoslo con un par de ejemplos:
La ‘h’, la ‘b’ y la ‘v’ son más ejemplos del uso incorrecto de la lengua que realizan jóvenes (y no tan jóvenes) en las redes sociales: ‘Iva al taller de robótica’ (¿El taller tenía un impuesto?) ‘Haber’ y ‘A ver’; ‘Ahí / hay / ay’… son solo algunas muestras de los traspiés más habituales a los que se dan poca importancia por ser en la red.
En una conversación cara a cara (o de voz) hay elementos que nos ayudan a comprender el mensaje: el tono de voz, los gestos, la posición de nuestro cuerpo… pero en los escritos esta información se pierde. Por ello debemos poner más atención en que el mensaje sea correcto. ¡Eso sí, podemos ayudarnos de los emoticonos (o emojis), aunque sin abusar de ellos!
Hace algunas semanas que hablamos del acoso y el papel de las redes sociales en Internet. Abordar conjuntamente qué actitudes, comentarios y mensajes no son admisibles porque suponen un delito, maltratan a otra persona, invaden su privacidad o implican injurias y calumnias es una buena práctica.
En definitiva… demostrar unos valores éticos y sociales adecuados, mantener un comportamiento socialmente correcto y respetuoso con el resto de personas pasa por hacerlo tanto en la vida real como en la virtual. ¿Estáis de acuerdo?
¡Ah, una última cosa! Escribir en mayúsculas se considera gritar, así que… ¡MANTÉN UN BUEN COMPORTAMIENTO TAMBIÉN EN LA RED!
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