Pongámonos en situación:
–¿Peque, tienes deberes?
–¡Uf! Sí, tengo que hacer dos ejercicios.
–Pues a hacerlos, yo te ayudo.
–Luego los hago, ahora voy a echar una partida.
Y empieza la pelea “Hazlos ahora y luego juegas”; “Que no, que los hago nada más acabar esta partida, que son pocos”
Situación habitual ¿verdad? Uno de los motivos por los que esto ocurre es que nuestra hija o hijo carece de hábitos de estudio. Solo la obligación de entregar una actividad o de “estudiar” para un examen, hacen que realice sus tareas escolares y, evidentemente, con desinterés.
Es muy importante que contribuyamos a crear hábitos, rutinas diarias de estudio desde el principio de la escolarización. Aún antes, me atrevo a decir. Debemos entender y ayudarles a que entiendan que el estudio es su trabajo, su tarea cotidiana al igual que la comida, el baño… En este artículo os presentamos algunos consejos para crear esas “costumbres”.
Si es cierto que “21 días hacen hábito”, aún podemos conseguirlo. Puede que sea duro, que conlleve alguna pequeña riña pero debemos ser constantes y establecer un horario diario (sí, sí, todos los días) para la realización de las tareas escolares, para repasar o complementar lo tratado en el aula ese día.
Para la creación del hábito de estudio, es muy importante la edad de cada menor. El tiempo que se le debe dedicar no es el mismo en los primeros años de primaria (máximo una hora) que en los últimos de secundaria (pueden requerir alguna más).
Cuanto antes empecemos a crear la rutina, más fácil será que se mantenga a lo largo de la vida escolar. Si desde infantil fijamos una hora (después de la merienda, por ejemplo) para dibujar, hacer letras, contar…; en primaria mantendremos ese tiempo para los deberes o el repaso. Llegaremos a secundaria y a la adolescencia (porque “llega” toda la familia) con menos riesgo de abandono de la rutina (¡ojo! menos riesgo no significa que no lo haya, la adolescencia es una etapa muy compleja).
La creación del hábito de estudio requiere, en primer lugar, que cada menor cuente con un espacio específico para hacer los deberes, estudiar… con las siguientes características:
Mobiliario adecuado: escritorio y silla adaptados a su altura. Cuidado con el asiento porque no cualquier silla es adecuada. Si es demasiado alta, les obligará a agacharse y encorvar la espalda; si, en cambio, es demasiado baja y no llegan bien a la mesa tendrán una postura forzada que, además de inconvenientes musculares, dificultará la concentración.
Iluminación del espacio: con luz natural, evitando en la medida de lo posible la artificial pero, si hay que usarla, que sea fría. Tendremos, además, cuidado con las sombras: a las personas diestras debe llegarles la luz por la izquierda, a las zurdas por la derecha. Así evitaremos que hagan sombra sobre el cuaderno o libro, dificultando la visión.
Temperatura: ni demasiado calor, ni frío. Una temperatura inadecuada influye negativamente sobre la concentración.
Distracciones: un ambiente adecuado debe estar libre de distracciones. Es decir, nada de televisión encendida, radio o hermanas y hermanos que pululean interrumpiendo el trabajo. Porque sí, “los deberes” son su trabajo.
Y ¿el ordenador, la tableta o el móvil? Respecto a los dispositivos electrónicos con conexión a Internet (ya hablamos en otro artículo sobre cómo usar correctamente Internet en las tareas escolares), recordemos que debe estar en un lugar compartido. Ahora bien, podemos usarlos como complemento al estudio o la realización de tareas escolares pues resultan muy útiles para, por ejemplo, buscar definiciones; acudir a páginas con explicaciones, ejemplos y ejercicios resueltos como complemento a lo trabajado en el aula o el contenido del libro de texto; también nos posibilita ver vídeos didácticos, demostrativos, simulaciones…; así como realizar esquemas, mapas mentales… o, incluso, escribir texto, el resumen, la redacción…
En definitiva, crear “su hábito de estudio” está en nuestra mano desde la primera infancia. Trabajemos con ellas y ellos desde el primer momento para establecer la rutina. Será más fácil, además, ayudarles en su estudio y contribuir a su éxito escolar a medida que vayan superando etapas en su desarrollo.
Yolanda Lorenzo @Yoloren
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