¿Cuántas veces has oído a tu peque decir eso de: ‘Mamá, papá, me aburro’? A pesar de tener toda la habitación llena de juguetes, ¿te aburres?
Todos sabemos lo importante que es jugar con nuestros hijos. Hay numerosos estudios que subrayan la necesidad de dedicar al menos 15 minutos al día a jugar con nuestros pequeños ya que esto fomenta el apego familiar, al mismo tiempo que mejora la comunicación y la confianza entre padres e hijos.
Sin embargo, al contrario de lo que muchos padres piensan, jugar en solitario no es malo ni sinónimo de aislamiento. Al contrario, jugar solo es necesario y es muy importante que los niños aprendan a hacerlo ya que disponen de dos herramientas fundamentales para ello: la curiosidad y la imaginación.
Un niño que no sabe jugar solo demandará todo el rato nuestra atención, se aburrirá fácilmente a pesar de tener un montón de juguetes y se enfadará cada vez que no consiga que juguemos con ellos.
En ocasiones, podemos vernos tentados a ponerles la tele o dejarles un móvil o tablet para que estén entretenidos, pero esta no es la solución. Lo conveniente es despertar en ellos el interés por jugar, ya sea solo con sus juguetes en casa o con otros niños en el parque.
Cuando los niños son todavía muy pequeños, no saben jugar solos y lo único que pueden hacer es pasar tiempo mirando un objeto cercano o que les llama la atención. Aprender a jugar es como aprender a andar, la mejor manera de enseñarles es dejándoles que lo hagan solos.
A partir de los dos años de edad, su capacidad de concentración aumenta y niños son capaces de distraerse solos sin recurrir a un adulto, por lo que permitiéndoselo estaremos fomentando su autonomía y enseñándoles a divertirse de forma independiente.
No se trata de dejarles solos jugando en su habitación. Podemos estar cerca de ellos, sin intervenir, para poco a poco ir consiguiendo que los pequeños puedan entretenerse sin nuestra presencia.
1. Aprenden a ser más autónomos y seguros. A medida que se van haciendo mayores, entienden que no siempre que lo deseen tendrán otras personas a su disposición.
2. Potencian su imaginación mediante la creación de los personajes y situaciones que ellos desean.
3. Mejoran su manera de comunicarse, especialmente cuando utilizan diferentes personajes que interactúan entre ellos.
4. Aprenden a superar sus dificultades. Cuando un niño juega solo y se encuentra con un problema, debemos intentar dejar que lo solucione solo, en lugar de acudir rápidamente en su ayuda.
El niño debe disfrutar con sus juguetes y, para ello, debemos proporcionarles juegos didácticos apropiados a su edad y un lugar adecuado para el juego que no comporte riesgos para él; y, sobre todo, debemos tener mucha paciencia porque, aunque al principio puede que el niño no quiera jugar solo, aprenderá a hacerlo y la mejor manera es por imitación. Muestra a tu hijo los beneficios de jugar solo.
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), "en la primera infancia, los juegos implican aprendizaje, estimulación y experimentación para los pequeños". El juego debe suponer una parte muy importante de la vida de un niño y deben hacerlo solos y con otros niños, ya que no se trata solamente de una forma de pasar el tiempo o divertirse, sino que también es fundamental para su crecimiento y desarrollo.
Joanna Casas
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