Una de las novedades de este curso académico que incorporamos en el Colegio San Cristobal es la aplicación de la neurodidáctica en el aula y ese es el motivo de este artículo, acercar el concepto a las familias para que conozcan las ventajas de utilizar las técnicas y métodos propios de esta disciplina.
Desde la neurodidáctica se pretende estudiar cómo optimizar el proceso de enseñanza-aprendizaje, sacarle el máximo rendimiento a partir del conocimiento del cerebro. Aúna psicología , pedagogía y neurociencias para entender cómo se construye nuestro cerebro y cómo podemos influir, desde el punto de vista educativo, para que llegue a su máximo potencial.
A partir del estudio de cómo se forman las neuronas y de las conexiones que se establecen entre ellas (conocidas como sinapsis), se comprueba cuál es el valor del entorno (el colegio, la familia, las actividades que se desarrollan…) en estimular el establecimiento de unas conexiones u otras. Y esa red neuronal, en constante desarrollo gracias a la interacción con el ambiente que nos rodea, a lo largo de toda nuestra vida, va estableciendo nuestra personalidad, la capacidad de aprendizaje o de adquisición de las habilidades y destrezas que componen nuestras múltiples inteligencias.
De una forma muy resumida, la neurodidáctica trata, entonces, de identificar y poner en marcha las metodologías activas que facilitarán el mayor (y mejor) establecimiento de conexiones neuronales con el fin de que nuestros hijos e hijas puedan sacarle el máximo rendimiento a su cerebro: incrementar, aún más, su capacidad de aprender. Entendiendo que esta es, no solo, la capacidad de apropiarse de conocimientos que ya posee la sociedad, sino también, el establecimiento de redes neuronales que provocan cambios en nuestro comportamiento y, especialmente, en nuestro pensamiento.
Una de las claves más importantes de esta concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje implica asumir que el medioambiente juega un papel fundamental en el establecimiento de sinapsis que reflejan un aprendizaje. Y con ese ambiente, la propia actividad es imprescindible: desempeñamos un papel activo en las interacciones que tenemos con otras personas y con los objetos que nos rodean. Por ello tomamos como principio de actuación la actividad del alumnado en el aprendizaje, relegando las metodologías en las que el profesorado posee el conocimiento y lo deposita en el grupo clase pasando a desempeñar un papel de guía en la construcción de conocimiento que hace el alumnado, en su cambio neuronal.
Por ello, ponemos en marcha metodologías activas como el aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje cooperativo y el colaborativo… en los que el profesorado estimula, promueve la investigación a partir del conocimiento que posee de cómo se construye, biológicamente, el aprendizaje.
Además, incidimos en la educación emocional porque sabemos que las emociones desempeñan un papel fundamental tanto para crear, como para fijar esos aprendizajes en nuestra memoria. Tanto es así que las primeras conexiones neuronales, que se empiezan a realizar en la semana 25 de gestación, se ven influencias por la vida emocional de la madre gestante. Las demostraciones de afecto liberan oxitocina en la madre que promueve el establecimiento de sinapsis en la parte del cerebro que controlará las emociones.
Pero es que, sobre todo, las emociones nos mueven a la acción, nos provocan aprendizajes y, por ello, desde el ámbito educativo trabajamos también en una adecuada gestión de esas emociones.
Así que entre nuestros objetivos está trabajar, también, las emociones que se producen, principalmente, en la interacción con otras personas. Todo ello redunda en la necesidad de provocar interacciones positivas, aplicando técnicas que fomenten el trabajo en equipo, entre menores y adolescentes. Todo ello orientado, además, a que sean capaces de reconocer y controlar sus emociones.
Se trata, principalmente, de ser capaces de estimular su curiosidad, su creatividad, todas sus capacidades proporcionando las oportunidades para contar con un entorno más emocionante, más motivador (sin caer en la sobreestimulación) para que conduzca a una mejor experiencia de aprendizaje.
Por ello, la formación del profesorado está resultando clave, es necesario que nuestro claustro conozca qué es y cómo se aplica la neurodidáctica pero que las familias también lo sepan. Así que ¡seguiremos informando!
Yolanda Lorenzo @Yoloren
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