Con la llegada del verano hemos visto la oferta de actividades estivales para nuestras hijas e hijos de nuestro entorno y nos hemos encontrado con muchos términos que no acabamos de entender muy bien, ¿verdad?
Algunos ejemplos de esos términos son “gamificación”, “actividades lúdicas”, “sesiones de juego serio”, “ludificación”… todos ellos alrededor del juego (del latín ludus, del inglés game o directamente incluyendo la palabra española juego con algún adjetivo) y dudamos porque queremos que disfruten de su tiempo de ocio, que lo dediquen al juego o a bañarse en la playa o a lo que quieran, pero también queremos que aprendan tanto en actividades grupales como en casa.
Porque es frecuente que dudemos sobre la relación entre el juego y el aprendizaje de conocimientos académicos o comportamientos socialmente deseables os proponemos este artículo. Lo hacemos con una doble intención:
Incluimos, a continuación, algunos ejemplos de actividades que podemos desarrollar con nuestros hijos e hijas que, esperamos, os sean de utilidad, también, para interpretar qué ofrecen las organizaciones que proponen actividades para nuestra infancia y adolescencia este verano.
Porque cualquiera de las metodologías anteriores posee una finalidad didáctica, es decir, de enseñanza y aprendizaje tratando de incrementar la motivación y facilitar los aprendizajes. Por ello es importante tener en cuenta que la complejidad de los conceptos, hechos, tareas… que abordemos deberá adecuarse a su nivel desarrollo aumentando la dificultad en función de su edad y conocimientos.
Sin duda, debemos desechar la asociación de juego y edad infantil (si es que aún la tenemos) porque “jugar” no desaparece de nuestras vidas, se transforma con el paso del tiempo, los contenidos son otros y los objetivos también. Jugar al bingo en el centro cívico, por ejemplo, es una actividad lúdica que cumple un objetivo social, contribuye a mantenernos en contacto con otras personas de nuestro grupo de edad.
Por tanto, sí, también es una buena herramienta para que las y los adolescentes aprendan, incluso para que lo haga el resto de la familia “más mayor”. Recordemos, en cualquier caso, que jugar por el placer de hacerlo, sin necesidad de que se realice un aprendizaje consciente, también es una de las mejores opciones para disfrutar de una parte del verano.
Una pregunta… ¿Has jugado alguna vez al famoso juego de dulces que tiene como base el tres en raya? Sí, ¡entonces también eres una persona «jugona»! ¡Aprovéchalo para aprender en familia!
Yolanda Lorenzo @Yoloren
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